El proceso de compra de los consumidores está en constante cambio, esto tomó más relevancia desde la pandemia del año 2020, dado que afectó el nivel económico y estabilidad política y social a nivel mundial. Últimamente, permanecer conectado se ha vuelto una necesidad para los consumidores, pues buscan información más precisa y exigen más sobre los productos que compran.
El nuevo shopper está orientado hacia los canales emergentes debido a que los tradicionales son cada vez menos relevantes, generando un comercio digital de mayor beneficio en la optimización de tiempo.
Sin embargo, el consumidor también busca calidad/cantidad vs precio, lo que ha generado un incremento de visita en punto de venta, optimizando tiempo y rapidez en la compra.
Los canales tradicionales tienen un impacto sobre este escenario, ya que las nuevas tiendas de compra, como las bodegas de descuento se han vuelto más atractivas para el shopper, este modelo de negocio tiene la visión de cumplir con la necesidad de ahorro y eficiencia que se adoptó en la pandemia y postpandemia. Los productos que ofrecen estos establecimientos tienen mayor duración y tamaño a un menor precio, reduciendo la frecuencia de visita al punto de venta.
Por otro lado, los canales de comercio electrónico que aumentaron sus ventas durante la pandemia intentan expandir su portafolio de productos, para optimizar tiempo y dinero al shopper, dado que pueden encontrar mayor variedad en una sola cadena. Esta modalidad ha obligado a las grandes superficies a crear sus propias plataformas, para adaptarse a las nuevas tendencias.
Con estos escenarios se proyecta un 2023 con un sólido crecimiento para estos canales. Por un lado, las bodegas de descuento buscan expandirse en la Sierra del Ecuador, mientras que el comercio electrónico incluirá productos a su canasta, atrayendo a más compradores mediante la innovación de aplicaciones. El Ecommerce pretende dar la oportunidad a pequeños emprendedores para ofrecer mejores ofertas y beneficio.
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